1- Superficialidad: Un análisis frívolo es muy peligroso, no está acorde con la esencia misma del Ajedrez y se puede pagar muy caro.
2- Voracidad: La glotonería ajedrecística engendra el peligro de morir envenenado. Recuerden el peón de b2; la voracidad es muy riesgosa sobre todo cuando es superior al análisis profundo.
3- Pusilanimidad: El ser vacilante ante el análisis de determinada posición es peligroso teniendo en cuenta que dicha posición no volverá a repetirse y por lo tanto se debe aprovechar el momento preciso para jugar sin vacilación.
4- Inconsecuencia: Uno de los Pecados más peligrosos. Hay que ser consecuente con el plan estratégico concebido; ser inconsecuente con la ejecución de una idea puede llevar a la derrota.
5- Dilapidar el tiempo: Pecado realmente grave que no sólo se cumple en el Ajedrez. El factor tiempo en las tres fases de la partida es tan importante como el tiempo de pensar. Desaprovecharlo y derrocharlo constituye un acto suicida tanto en el Ajedrez como en la vida.
6- Bloqueo: Hay que ser muy cuidadoso con el Bloqueo. Su ejecución provoca a veces una pasividad extrema donde la armonía de nuestras piezas cede terreno a una fatal inactividad.
7- Exceso de amor a la paz: Este Pecado es el Antiajedrez. El Ajedrez es Lucha - Lasker. Temor a arriesgarse y preferir la extrema tranquilidad es un germen de la derrota.
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